Página:Aventuras de Sherlock Holmes - Tomo I (1909).pdf/196

Esta página no ha sido corregida
194
Aventuras

En manera alguna. Tengo gusto de ver á un amigo con quien puedo discutir mis descubrimientos. El asunto es perfectamente trivial; pero (señalando con el dedo el viejo sombrero) hay algunos puntos relacionados con él, no enteramente desprovistos de interés, ni aun de enseñanza.

Me senté en el sillón, y me calenté las manos delante del chisporroteante fuego, pues afuera reinaba una recia helada y los vidrios de la ventana estaban cubiertos de una espesa capa de hielo.

—Supongo—observé—que, así, fea como es, esta cosa está relacionada con alguna historia de muerte, que es la clave de que se va usted á guiar para aclarar algún misterio y procurar el castigo de algún crimen.

—No, no, ningún crimen—dijo Sherlock Holmes, riéndose. —Solamente uno de esos fantásticos incidentes pequeños que suceden cuando tiene usted cuatro millones de seres humanos que se empujan los unos á los otros en el espacio de unas cuantas millas cuadradas. Entre la acción y la reacción de un hormiguero de humanidad tan denso, hay que esperar que ocurran todas las posibles combinaciones de acontecimientos, y más de un pequeño problema se presentará, que llame la atención y sea raro sin ser criminal. Ya nos ha sucedido tener que hacer con casos de esa especie.

—Tan es así—contesté—que de los últimos