Página:Aventuras de Sherlock Holmes - Tomo I (1909).pdf/176

Esta página no ha sido corregida
174
Aventuras

mente que no necesita usted excusarse. Si puedo servir en algo á usted ó á mi amigo, tendré ciertamente mucho placer.

—Ahora, señor Sherlock Holmes—dijo la señora cuando entramos en un bien alumbrado comedor, en la mesa del cual estaba servida una cena fría, tendría mucho gusto en dirigir á usted una ó dos sencillas preguntas, á las cuales ruego á usted conteste también sencillamente, —Seguramente, señora, 200 —No se inquiete usted por mí. No soy histérica ni propensa á desmayos. Deseo sencillamente conocer la opinión real de usted, la verdadera.


—Sobre qué punto?

—En el fondo de su corazón cree usted que Neville está vivo?

Sherlock Holmes pareció perplejo ante la pregunta.

—Francamente!—repitió ella, parada enfrente de él y mirándole fijamente de arriba abajo, pues Holmes estaba echado hacia atrás en un sillón de mimbres.

—Pues, fracamente, señora, no lo creo.

—Cree usted que está muerto?

—Si.

—Que ha sido asesinado?

—No digo eso. Quizás...

—Y qué día murió?

—El lunes.

—Entonces, usted, señor Holmes, stendria qui-