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Aventuras

y cede los bienes á tu más mortal enemigo.

Siento mucho darte semejante arma de dos filos, pero no puedo decir qué giro tomarán las cosas.

Firma el papel que el señor Fordham presenta.


«Firmé el papel, y el abogado se lo llevó. El incidente me produjo, como ustedes pueden suponer, la impresión más profunda, y yo lo volvi y revolví en mi mente, sin alcanzar á deducir nada de él. Y no podía desprenderme del vago sentimiento de temor que había dejado tras de sí, aunque la sensación se hacía menos aguda á medida que las semanas pasaban, y nada ocurría que turbara la habitual rutina de nuestras vidas. Fácil me era notar un cambio en mi tío, sin embargo: bebía más que nunca, y se mostraba menos inclinado que nunca á cualquier clase de sociedad. Pasaba la mayor parte de su tiempo en su cuarto, con la puerta cerrada con llave, pero á veces salía, en una especie de frenesi de embriaguez, y se precipitaba fuera de la casa y corría por todo el jardín, revólver en mano, gritando que no temía á hombre alguno, y que á él no había hombre ni diablo que pudiera degollarlo como al carnero en el matadero. Y cuando le pasaba el acceso de furor, volvía despavorido á la casa, y se encerraba con llaves y cerrojos, como el hombre que no puede seguir afrontando el terror que yace en el fondo de su alma. Hubo veces que le vi la cara, aun en días fríos, tan inundada de sudor que parecía que acabara de empaparla en una jofaina.