DOELIA C. MÍGUEZ
Oyendo tu rueca se aduerman los seres, sus vidas se filtren de rítmica magia y sueñen sonriendo sus sueños azules al son de la rueca que nunca descansa...
SIN ARADOR
Está solo el arado...
De la mano callosa se libró la mancera,
la mancera bruñida como trozo de oro
que a los rayos calientes del buen sol reverbera.
Y la tierra sonríe...
Su verdor sueña un sueño de rebelde osadía; el cubrir al arado cuya hiriente cuchilla destrozó sus entrañas en la gloria del día.
Está solo el arado... Y la tierra sonríe...
LA CRUZ DE BRILLANTES
Con los brazos desnudos, con el busto escotado, radiante de belleza falsa y provocativa,
negro el traje de seda sobre el cuerpo apretado, con ademán ingenuo canta canción lasciva.
Esa tonadillera, esa flor de pantano.
sobre la miasma negra de su alma sin luz, en el medio del pecho, con desafiante mano, ¡toda hecha de brillantes se colocó la cruz!
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