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y quedó sumergido en una profunda meditación por espacio de un cuarto de hora.

—T — Sí—dijo de repente, poniéndoso de pie y separando con su mano los cabellos lacios de su frento; no hay remedio, de este modo les tomo todos los caminos!

Y sin precipitación, pero como ajeno á la minima duda, sin vacilación, sentóso á su escritorio y escribió las siguientes carta, que leia con atención después de concluir cada una:

  • 5 de mayo, á las dos y modis de la mañana.

«Hoy tengo necesidad de tu talento, Florencia »mia, como tengo siempre necesidad de tu amor, »de tus caprichos, de tus enojos y reconciliacio»nes, para conocer una felicidad suprema en mi >existencia. Tú me has dicho, en algunos momen»tos en que sucles hablar con seriedad, que yo »he educado tu corazón y tu cabeza: vamos & ver »qué tal ha salido la discípula.

»Necesito saber cómo se explica en la casa de »doña Agustina Rosas y en la de doña María Ez»ourra, un suceso ocurrido anoche en el Bajo do »la Residencia: qué nombres se mezclan en él:

»de qué incidentes lo rodean; todo, en fin, cuan»to sea relativo á ese acontecimiento.

»A las dos de la tarde yo estaré en tu casa, »donde espero encontrarte de vuelta de tu misión »diplomática.

»Ten cuidado de doña María Josefa; especial»mente, no dejes delante de ella asomar el menor »interés en conocer lo que deseas saber y harás »que te revele ella misma: he ahí tu talento.

»Tú comprendes ya, alma de mi alma, que algo