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tina tiene un especial cinpeño en tratarte, y ha buscado este medio. Entrar en el baile y salir de él antes que ninguna otra, es hacerte notar en muymal sentido á los ojos de todos.

Y qué me importa de esa gente?—dijo Amalia con un acento marcado de desprecio.

—Muy cierto; á esta señora, ni le deben dar cuidado los resentimientos de esa gente, ni he sido de tu opinión, Daniel, de que le haga el honor de concurrir & su baile—dijo Eduardo dirigiéndose á su amigo.

Bravol Superior —exclamó Daniel saludando á Amalia y & Eduardo sucesivamente.— Estáis inspirados y me habéis convencido—continuó—cs una locura que mi querida prima vaya al baile. Que no vaya, pues. Pero hará muy bien en empezar á quemar sus colgaduras celestes, para no ofender los delicados ojos de la Mazorca, cuando tenga el honor de recibir su visita dentro de algunos días.

— Ese camalla en mi casa !—exclamó Amalia, resplandeciendo sus ojos con todo el brillo de su orgullo é irguiendo su cabeza que parecía en aquel momento querer reclamar la majestad de una corona. Y bien—prosiguió—muis criados harán con ella lo que se hace con los perros: la echarán á la calle.

— Superior Sublime —exclamó Daniel irotándose las manos; y echando luego su cabeza hacia el respaldo del sofá y mirando al cielo raso, preguntó con una calma glacial:

Cómo van las heridas, Eduardo?

Un estremecimiento nervioso y súbito como el que ocasiona el golpe eléctrico, conmovió la organización de Amalia. Eduardo no respondió. El y