Página:Amalia - Tomo I (1909).pdf/196

Esta página no ha sido corregida
— 192 —

á usted, que no le contestaba por escrito porque no hallaba el tintero en ese momento; pero que hoy á las cuatro de la tarde iba á reunir la Sociedad, y que lo esperaba á usted á las tres y media.

—Bien, dame la ropaww XII

FLORENCIA Y DANIEL

Pocos minutos faltaban para que el gran reloj del Cabildo marcase las dos de la tarde, cuando Daniel Bello dejó la casa del señor ministro de Relaciones Exteriores, don Felipe Arana, en la caIle de Representantes, por la cual siguió en dirección al Sur, hasta encontrarse con la calle de Venezuela que cruza la ciudad de Este á Oeste, y doblando por ella, en dirección al Bajo, caminó hasta la de la Reconquista.

Daniel no había adelantado nada en aquella visita sobre lo que hacla relación con su amigo Eduardo, ó más bien, mucho había ganado en conrentamiento desde que se impuso de que el señor ininistro Arana no sabía una palabra de los sucesos de la noche anterior, aun cuando, al llegar Deniel, el señor ministro venía de dejar la casa de Su Excelencia el Gobernador, y puesto de su parte todos los medios que estaban á su alcance para seber, antes que Victorica, lo que había ocurrido en el Bajo de la Residencia, según las propias palabras del señor Ministro.