Página:Amalia - Tomo I (1909).pdf/159

Esta página no ha sido corregida
— 155 —

Y muy bien hecho; ha sido una felicidad, aunque con una pequeña desgracia.

— —Oh! pero usted dice que es pequeña, señora, y las cosas pequeñas no dan mucho que hacer & las personas como usted.

—A veces. Uno logró escaparse.

Entonces no tendrán mucho que molestarse para encontrarlo, porque la policía es muy activa, según crco.

—No mucho.

—Dicen que en este ramo el señor Victorica es un genio insistió la traviesa diplomática, que quería picar el emor propio de doña María Josefa.

— Victorica! no diga usted disparates; yo, yo y nadie más que yo, lo hace todo.

—Así lo he creído siempre, y en el caso actual, casi estoy segura que será usted más útil que el señor jefe de policía.

—Pucde usted jurarlo.

—Aunque, por otra parte, las muchas atenciones de usted le impedirán acaso...

Nada, nada me impiden. Yo no sé muchas veces cómo me basta el tiempo. Hace dos horas que salí de casa de Juan Manuel, y ya sé más sobre el que se ha fugado, que lo que sabe ese Victorica que tanto ponderan.

Es posible !

—Lo que usted oye.

Pero eso es increíble... en dos horas... una sefiora!

—Lo que usted oye—repitió doža María Josefa cuyo flaco era contar sus hazañas, criticar á Victorica y procurar que la admirasen los que la ofan.

To creeré porque usted lo dice; señora—con-