maut gg 1—d Merlo lo ha de saber, señor.
Y dónde está Merlo?
—Yo no lo he visto después que hizo la seña.
— Pero cómo se escapó el unitario?
—Yo no sé... Yo lo diré á Su Excelencia... Cuando cargamos, uno corrió hacia la barranca... algunos soldados lo siguieron... echaron pie á tierra pera atario; pero dicen que él tenía espada y mató á tres... después, dicen que lo vinieron é proteger..y tué allí, por cerca de la casa del cónsul inglés...
—¿Del consul?
Allá por la Residencia.
—St: bien, y después?
—Después vino un soldado á dar aviso, y yo mandé en su persecución por todas partes... pero yo no lo vi cuando se escapó.
—Y por qué no lo vió?preguntó Rosas, con un acento de trueno, y dominando con el rayo de sus ojos la fisonomía de Cuitiño, en que estaba dibujada la abyección de la bestia feroz en presencia de su domador.
—Yo estaba degollando á los otros contestó, sin levantar los ojos.
Y Viguá, que durante este diálogo había ido poco á poco retirando su silla de la mesa, no bien escuchó estas últimas palabras, cuando dió tal salto para atrás, con silla y todo, que hizo dar silla. y cabeza contra la pared. En tanto que Manuela, pálida y trémula, no hacía el menor movimiento, ni alzaba su vista por no encontrarse con la mano de Cuitiño, ó con la mirada aterradora de su padre.
El golpe que dió la silla de Viguá, hizo volver hacia aquel lado la cabeza de Rosas, y esta fugitiva distracción bastó, sin embargo, para que él impri-