CUARTA PARTE
I EL 16 DE AGOSTO
1 Once días después de los acontecimientos anteriores, es decir, el 16 de agosto, el destino do Buenos Aires estaba sobre un monte de sombras donde la vista humana se extraviaba y se asustaba ante su perspectiva.
Eran apenas las cinco de la mañana de aquel día. No se veífa un solo astro sobre el firmamento; y el Oriente, envuelto en el espeso manto de la noche, no quería levantar aún las ligeras puntas del velo nacurado del alba.
Tres bultos, semejantes á otras tantas visiones de la imaginación de Hoffmann, parecían de cuando en cuando rarificarse sobre el muro y las ventanas que separaban las habitaciones de la joven viuda de Barracas del gran patio de la quinta, cortado por una verja de hierro, como se sabe, y cuya puerta estaba abierta en aquel momento,