derias con que la madre España subvenía á les primeras necesidades de sus hijos; y las ideas, primera semilla de las revoluciones, iban formando y dando nociones exactas á los hombres capaces, sí, pero desapercibidos de las colonias.
La conciencia estaba hecha; el convencimiento estaba hecho; los instintos eran uniformes; no faltaban sino la decisión y la oportunidad.
La Revolución francesa se encargó de eso.
Fernando VII es arrebatado de su pueblo. El trono español queda vacio. Las provincias del reino se dan sus gobiernos respectivos, ó más bien, se gobiernan como pueden entre la tormenta que les sacudía; la capital del virreinato de Buenos Aires quiere darse también sus gobernantes; y bajo ese pretexto que las circunstancias le ofreclan, pronunció la primera palabra de su libertad, el 25 de mayo de 1810.
Ese movimiento fué el iniciador de la Revolución; y con ésta la Revolución del Continente.
Buenos Aires descubre su pensamiento revolucionario, la América entera se clectriza con él; y tras el primer relámpago, ahi tenéis bajo los cielos americanos esa tempestad de combates y de glorias, entre la cual estallaban el pensamiento y el cañón, al choque violento de dos mundos, de dos creencias, de dos siglos.
La España disputa palmo & palmo su dominación; y palmo á palmo sostiene, defiende y hace triunfar su libertad la América, en el transcurso de 15 años.
Buenos Aires es en la lucha, y durante ese tiempo, lo que Dios en el Unive ; aquélla está y resplandece on todas partes. Su espada da la libertad ó contribuye & ella en todas partes: 90%