dido «muchacho» como él lo clasificaba en ese momento.
—De manera que contaré con la protección de usted, General?
1 —Siempre, á todas horas, Bello.
—Bien, entonces hasta mañana.
—Heste mañana; gracias por la compañía.
Y Daniel dió vuelta á su caballo, riéndose y diciondo para sí mismo:
—No hubiera dado un diablo por mi vida, mientras tú croyoses que yo tenía tu secreto; ahora me la has dejado rescatar, y no te he devuelto tu prenda: buenas noches, general Mansilla.
XVII
PATRIA , AMOR Y AMISTAD
Daniel entró en su casa y él mismo condujo su caballo al pesebre, porque no lo esperaba su fiel Fermin, y los otros criados nada sabían de las cxcursiones nocturnas de su señor; él despertó á uno, sin embargo, y le mandó que estuviese pronto para recibir órdenes.
Eran las cuatro de la mañana, y cuando entró en sus habitaciones, alumbradas por una mustia lámpara, echó de menos el fuego de su chimenea, porque el frío de la madrugada ompezaba á haPERZ