Página:Alucinación - Carmen de Burgos.pdf/54

Esta página no ha sido corregida
52
Una Tiple

atraído hacia aquella figura tan ineresante, prodigándole una verda dera ovación.

Cuando terminó el primer acto las flores y las coronas cayeron á los pies de la tiple; el entusiasmo llegaba hasta el delirio. Tan pronto como pudo, la signora Giovani corrió á su cuarto y preguntó ansiosa: —¿Qué hay? ¿Qué se sabe de mi jo? ¿Dónde está el doctor?

—Tranquilícese usted, señora dijo el empresario—. Cuando nin gún recado han traído el niño estará mejor, indudablemente.

—Por Dios, no me oculten nada.

Y la pobre madre, presa de una nquietud mortal, tuvo que hacer un iolento esfuerzo para que la sonrisa asomase á sus labios al dar las gracias á los admiradores que acudían á aludarla. Iba más de la mitad del