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JOSÉ MANUEL HIDALGO.

hábitos de provincia, burgueses, impropios de una elegante que anda en la intimidad de las que dan el tono: eso no es chic. Y no lo es tampoco: no tener un flirt[1], como dicen les americanos é ingleses; un attenlif, como decirnos aquí; un patito, como las italianas; un galán, como los españoles, y un namorado como los portugueses. Es preciso un joven á la moda que esté a nuestro servicio, que el público lo vea y no estemos desairadas en ninguna parte. Conozco uno que está ardiendo por ser el de usted, es mi amigo; estoy seguro de que á usted agradará, y así estaremos juntos con nuestros cavalieri serventi, como también dicen los italianos.

-Sé quien es, no me desagrada.

-Pues pecho al agua, que el pobrecillo esta auspirando. Y es preciso que Esternay se deshaga también de esos hábitos, y adopte los elegantes en que Bozel podrá iniciarlo cual ninguno; es preciso sea chic.

  1. Es curioso que ese vocablo flirt, que los anglo-americanos y los ingleses han puesto á la moda en toda Europa, tenga un origen francés, pues viene de fleaureter (floreo, requiebro, dicho amoroso); los romanos decían luqui rosus (decir rosas). Flirter es lo mismo que coquetear, neologismo cuya raíz coq, es gallo en francés.