Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


Ni pies ni cabeza.

Un quidam, con pretensiones de literato, rogó á un amigo suyo que leyera y enmendase un libro que habia compuesto, y que titulaba: «Pepitoria de filosofía.»

— ¡Pardiez! dijo el amigo, que si mi consejo sigues, lo primero que debes hacer es cambiar el título.

— ¿Y por qué?

— Porque la pepitoria, según yo entiendo, lleva pies y cabeza, y tu libro no tiene ni uno ni otro.