Manojo de zarsas/Semblanza

Semblanza editar




Surge el rayo y la muda sombra argenta:

el rayo, ese fuete luminoso,

con que castiga el nubarrón medroso

al terrible corcel de la tormenta.


El trueno, entonces, con fragor revienta

y su voz penetrante de coloso,

se aleja por el cielo tenebroso,

alta, profunda, lamentable y lenta.


Es como el rayo mi dolor; latiga

el ciclón de mi espíritu implacable

y mis extrañas cóleras fustiga.


Mi grito es como el trueno formidable:

huye, cuando de mi alma se desliga,

alto, lento, profundo y lamentable.