Más eres sol que sastre (¡extraño caso!)

Envidia a un sastre que tomaba la medida de un vestido a una dama


Más eres sol que sastre (¡extraño caso!),
Jaime, pues sólo el sol dicen que ha sido
quien a la aurora le cortó vestido
con randas de oro, en turquesado raso.

Tú le mides el pecho, aunque de paso,
y yo en mis versos mis desdichas mido,
cortando galas en papel perdido,
a manera de sastre del Parnaso.

Este soneto, Jaime, cosa es clara,
que si dijese aquí lastre o arrastre
el consonante dice en lo que para.

Mas si envidiar un sastre no es desastre,
cuando te acerques a su hermosa cara,
sé tú el poeta y déjame ser sastre.