Los siete dolores de María

Los siete dolores de María
de Pedro Antonio de Alarcón


 De Simeón la triste profecía
 anúnciale una vida de dolores,
 y huye a Egipto, temiendo los furores
 con que Herodes al Cristo perseguía.
 
 Crece su pena y crece su agonía,
 cuando pierde a la luz de sus amores,
 y su duelo y su luto son mayores,
 al hallarle del Gólgota en la vía.
    
 Se aumenta su pesar cuando la muerte
 dobla la frente del Crucificado,
 añadiendo amargura a su amargura
 
 el abrazar después su cuerpo inerte,
 y más y más su pecho es angustiado
 al dejarle en la yerta sepultura.