Los hoyuelos de Lesbia

Los hoyuelos de Lesbia
de Juan Nicasio Gallego


 Cruzaba el hijo de la cipria diosa   
 solo y sin venda la floresta umbría   
 cuando, al pie de un rosal, vio que dormía   
 al blando son del mar mi Lesbia hermosa;   
 

 y al ver pasmado que su faz graciosa  
 los reflejos del alba repetía,   
 tanto se deslumbró que no sabía   
 si aquello era mejilla o era rosa.   
 

 Alargó el dedo el niño entre las flores   
 y en ambos lados le aplicó a la bella,  
 formando dos hoyuelos seductores.   
 

 ¡Ay, que al verla reír, la dulce huella   
 del dedo del amor mata de amores!   
 ¡Feliz el que su boca estampe en ella!