La Odisea (Antonio de Gironella)/Canto Noveno

La Odisea (1851)
de Homero
traducción de Antonio de Gironella
CANTO NOVENO.

NARRACION.


«¡Oh rey que todos aman y veneran!
Responde Ulises al preguntar grave
Del augusto Alcinó; ¡cuál noble fiesta![1]

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Por la orilla del mar iban rondando
Buscándonos sus ojos por las olas.
Bajamos a la arena; velozmente
Desembarcamos las hermosas reses
Que al Cíclope cogimos, y un reparto
Hicimos entre todos. A mi el choto
Me tocó, y ofrecíle al Dios potente
Que la tierra fecunda y rige el viento.
Las ijadas humean en las aras...
Mas el Númen no admite el sacrificio
Apartando la vista. ¡Sus decretos
La ruina de mis naves y la muerte
De mis tristes amigos han fallado!
Sentados en la orilla y pesarosos,
Debemos y comemos en silencio.
Luego lloramos el fatal destino
De los tristes que el Cíclope inmolara.
En tin, el sol se arroja ya a los mares
Y nos cubre la noche con su manto.
Sobre,la fresca arena recostados,
Entre apacibles sueños olvidamos
Unas penas y angustias tan amargas.
Al relucir la Aurora, ordenar hice
Los precisos aprestos de la marcha
Desarrollan los vientos la ancha vela;
Chilla al remo la mar y se emblanquece;
En fin, aquella costa aborrecida
Huyendo va y al cielo agradecemos
Haber salvado en ella nuestras vidas.





  1. Platon en su república se indigna mucho de que Ulises, el mas sabio de los hombres, ponga los deleites sensuales sobre todos los bienes posibles y dice que es una moral perversa. Nosotros pensamos como Platon, pero quisiéramos poderle observar que Ulises es un sabio de entonces, pues si así no fuese, infinitas veces sus máximas y sus acciones, aplicadas a la moral que se ha conocido mas tarde, serian perversidades en vez de virtudes.