Faetón
de Hernando de Acuña


 Con tal instancia siempre demandaba   
 el gobierno del sol por solo un día,   
 que, aunque no convenirle conocía,   
 Febo al hijo Faetón se lo otorgaba.   
 

 Ya el carro y los caballos le entregaba  
 con que la luz al mundo repartía,   
 poniéndole delante el mal que habría   
 si en el camino o en el gobierno erraba.   
 

 Mas él, de la oriental casa salido,   
 fue el orbe y hemisferio traspasando  
 con furia y con desorden tan extraña,   
 

 que el carro, los caballos y él, perdido,   
 sobre el lombardo Po cayó, abrasando   
 riberas, aguas, montes y campaña.