Nota: Poema número 73 de Las flores del mal (edición de 1861).

El Odio es el tonel de las pálidas Danaides;
La Venganza consternada con brazos rojos y fuertes
Se ha complacido en precipitar en sus tinieblas vacías
Grandes cubos colmados de sangre y de lágrimas de los muertos,

El Demonio hace hoyos secretos en esos abismos,
Por donde huirían mil años de sudores y esfuerzos,
Aunque ella lograra reanimar sus víctimas,
Y para oprimirlas resucitar sus cuerpos.

El Odio es un beodo en el fondo de una taberna,
Que siente siempre la sed nacer del licor
Y multiplicarse como la hidra de Lerna.

—Mas los bebedores felices conocen a su vencedor,
Y el Odio es consagrado a la suerte lamentable
De no poder jamás dormirse bajo la mesa.