El oro (Vital Aza)

Bagatelas
El oro

de Vital Aza

EL ORO

      POESÍA QUÍMICA

¿Quién hay entre los mortales
que pueda desconocer
la grandeza y el poder
del gran rey de los metales?

Rey a quien rinde tributo
la mísera humanidad,
porque este rey, en verdad,
es todo un rey absoluto.

Rey que vence y avasalla
al que a combatirle venga;
no hay quién su paso detenga
con dique, muro, ni valla.

Monarca que sobresale
por su reinado fecundo,
pues no hay gobierno en el mundo
que al de este monarca iguale.

Altivo, indomable y fuerte
tala, edifica, destruye...
¡sólo su poder concluye
ante el poder de la muerte!

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Los antiguos apreciaron
todo su inmenso valor,
y quizás por su esplendor
al oro Sol le llamaron.

Sol que al desvalido alienta
aquí como en el Mogol,
porque, sin duda, este Sol
es el sol que más calienta.

Sol que en sus rayos encierra
amor, paz, dicha y consuelo;
Sol que cual el sol del cielo
da lozanía a la tierra.

Algunos –y no me asombra–
a robar su luz llegaron;
infames, el sol tomaron
¡y hoy se encuentran a la sombra!

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Por sus timbres especiales
y títulos de grandeza,
se halla en la naturaleza
siempre unido a otros metales.

También se halla –y es tesoro–
en pepitas muy bonitas.
¡Por eso muchas Pepitas
suelen tener pico de oro!

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Es en extremo maleable,
y aunque por dúctil impera,
por nada el oro se altera
porque es muy inalterable.

Y siendo su estirpe egregia
y hasta tal punto encumbrado,
sólo puede ser tratado
por medio del agua regia.

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Mas aunque el oro es potente
como toda majestad,
tiene una debilidad
que es muy justo hacer presente.

Aunque cual rey brillar pueda,
es en dureza tan pobre,
que tiene que unirse al cobre
para formar la moneda.

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Quien tiene oro, dice altivo:
–«¡Positivo es mi tesoro!»
Y es natural, porque el oro
es electro-positivo.

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Amarillo es su color,
y hay tonto que profetiza
que el tal color simboliza
la tristeza y el dolor.

¡Me río de la simpleza!
Que den oro a mi bolsillo,
y juro que su amarillo
no ha de causarme tristeza.

Que es el oro, a mi entender,
para todos los mortales,
consuelo, dicha, placer…
¡Feliz quien en su poder
tenga al rey de los metales!