Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.
EL NIÑO ENFERMO.


¡Oh santa, maternal Naturaleza!
Cuál pregonas doquier, que desde el cielo
Sus leyes dicta Dios, y que es el suelo
Revelacion no más de su grandeza!

¿Quién, sino tú, concede fortaleza
En negras horas de incesante anhelo,
A la madre infeliz que al pequeñuelo
Postrado mira con mortal tristeza?

Oh! no es la ciencia, no, la vencedora
De la fiebre voraz que al niño aqueja
Y su cándida frente descolora:

Es Dios que escucha con piedad la queja
De madre tierna que con fé le implora
Y es solo Dios el que á la Parca aleja.