El “batllismo”


30 de septiembre de 1916, El DIA

Editorial

El “batllismo”

Los que consideran que el “batllismo” es solo un hombre, se equivocan. –El batllismo, lo hemos dicho ya, es una fuerza ideológica, una tendencia nacional, una bandería militante de principios constructivos. –Para destruirlo, seria necesario destruir la obra de doce años de gobierno y el espíritu pujante de la masa que le dio vida y prestigio. –Esa es la ventaja, a prueba de contingencia políticas, de los partidos capaces de programar ideales, de realizarlos y de sostenerlos por inspiración patrióticas y devoción sincera al bien de todos. –Los hombres valen por lo que piensan y por lo que hacen. –Los hombres sobreviven en sus hechos y en sus ideas. –Para anularlos, se impone la anulación de su obra. –Si esta obra ha sido buena, generosa, fecunda, -resultado de una leal interpretación de deberes colectivos y de conveniencias del mismo orden, arraigada como concepto orgánico de realizaciones progresivas, trasuntación social de una etapa de mejoramiento y de esperanza, que ha removido prejuicios deprimentes y opresiones ancestrales, -no se destruye o se esteriliza con el vano escoberrio de las verbas iconoclastas. –El árbol que ha hendido profundamente la tierra con sus raíces, tienen en ellas, de donde sube la savia y donde nutre su fuerza, la garantía de su estabilidad y de su floración. –Así, cuando los hombres capaces de ser partidos, -cuya razón inmanente y cuyo prestigio están dentro de sí, como en la vida en el fruto, -cifran su potencial creador y dinámico en el pueblo, en una poción del pueblo al menos, no temen las ráfagas eventuales de las pamperadas políticas: en medio de la tormenta dan la sensación confortante de su impavidez y de su confianza, porque sus raíces inconmovibles están en la conciencia, hondamente protegidas, de todos los hombres que sienten la maternal necesidad de nutrirlas con el amor de lo propio y de lo bueno!

La obra del batllismo no es el adventicio desparramo de semillas secas, a los vientos de la oportunidad, sobre tierras sin humus. –No es el “snobismo” sistematizado, como el de un modisto que quisiese a toda costa adaptar a su capricho la modalidad viva. –No es la versátil inspiración de una hora de vanidad o de quijotería que dura, como el lirio, la breve belleza de sus pétalos, sin dejar otro recuerdo que el de sus colores. No es la improvisación delirante de mera coreografía política, destinada a explotar ansiedades para ganar el efímero aplauso, que es placer de los mediocres porque vive tan solo el momento físico del palmoteo. –No es la barca sin gobierno que marcha al azar de la corriente, expuesta a que cualquier encrespamiento de las olas ponga fin a sus aventuras sin objeto y sin rumbo. –No es el capricho, hecho ley, que el capricho deroga por otra ley, cuando los hombres cambian y desfilan los sucesos a la zaga de nuevas voluntades...

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La obra del batllismo, es la obra de una época; el resultado de una larga y profunda elaboración de añoranzas y optimismos; la cristalización de un estado de conciencia colectivo; ecuación social de superiores características morales; conclusión de un silogismo cuyas premisas fueran libertad y justicia; aspiración de todos los que sufren y de todos los que sienten la realidad del bien país; redención para los oprimidos del taller o del hogar; descanso para los que viven trabajando; respeto y protección para los desafortunados y para los humildes; derechos para todos a al pan, la felicidad, a la cultura, al voto, al amor y a la vida; progreso, igualdad, riqueza, gobierno de ideas, caminos, puentes, colonias, escuelas, liceos, parques, educación física, industrias propias, personalidad nacional en lo económico y en la intelectivo, democracia sin autócratas constitucionales y sin carpas montoneras, civilización intensiva anhelo siempre creciente de agrandar los horizontes, de establecer los derroteros para acercar el porvenir al esfuerzo edificador del patriotismo... –Y esa es la obra que habría que destruir y arrasar, para arrasar y destruir el batllismo que tanto se odia y se hostiliza, con una visión errónea y superficial de su carácter y su fuerza. –Habría que deshacer todo lo hecho en muchos años de labor sin intervalos, venciendo la resistencia de un pueblo entero, para arrogar al batllismo de sus baluartes sin armas y borrarlo de la historia que se forma con los hechos y se enaltece con el pensamiento y no con los agravios personales o las pasiones banderizas, frágiles y efímeras, como que cambian con los acontecimientos y mueren con los hombres...

El batllismo hizo, en años recientes, más, mucho más que en medio siglo anterior de gobiernos malos o estériles porque, aún en sus errores, que nadie está libre de ellos, no tuvo otra preocupación que la del bien. –Lote de los que hacen, es el de ser resistidos por los que viven pensando, sin una obra propia donde apoyarse, en lo que no debiera hacerse. –Lote de los que marchan adelante, despejando de obstáculos el camino, para llegar a un fin generoso, es el de que los de atrás hagan lo que el buen caballero de la leyenda grabara como un estímulo en su divisa de vencedor. –Nos explicamos la impaciencia de los adversarios por celebrar los funerales del batllismo: el batllismo representa una fuerza de avance y de progreso que, en todas partes, conjura oposiciones febriles del lado de quienes todo lo someten al patrón inconmovible de las cosas hechas, de las ideas heredadas, de los principios aprendidos al nacer. –Como el batllismo es la reforma y el perfeccionamiento, con arreglo a los conceptos evolutivos de la mentalidad y de la justicia universales, que caracterizan nuestra época de remoción y de innovación, en nombre de altos intereses y en procura de finalidades que el pasado no consultara; es lógico que todas las resistencias conservadoras y reaccionarias se conciten contra él para anularlo o invalidarlo. –Pero, lo repetimos una vez más: el batllismo es una fuerza porque es una obra firme, de raigambre profunda en la vida y en la conciencia nacional, realizada a despecho de todo, capaz de sobrevivir por su propia virtualidad, inaccesible a la piqueta demoledora porque habría que derrumbar la existencia, con el progreso mismo del País, para desvanecerlo en el polvo que empenacha las ruinas al impulso del viento. –En cada página de nuestro anales legislativos en cada uno de nuestros talleres, en cada una de nuestras escuelas, en cada una de las instituciones económicas y culturales, en cada uno de los pilares de los puentes del País y en cada una de las voluntades redimidas que integran la masa popular, el batllismo tiene el fundamento prestigioso de su razón de ser y de su vitalidad moral. – Destruid todo eso, si podéis, adversarios de la obra realizada! –Y aún así, si fueseis capaces de tal milagro iconoclasta, todavía habríais logrado poco en favor de vuestras pretensiones, porque todavía sobre los escombros que el fuego calcina y purifica, se alzarían las ideas inmunizadas señalando al inquebrantable esfuerzo del batllismo, -bandería impersonal y patriótica –el nuevo deber de defenderlas con más empeño que nunca, porque son buenas, porque son sinceras, porque son fuertes, porque son invencibles!