Discurso: 8 de marzo de 2008


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Buenos Días.

Esta semana me dirigí al Departamento de Seguridad del Territorio Nacional en la ocasión de su quinto aniversario, y agradecí a los hombres y mujeres que trabajan sin descanso para mantenernos a salvo. Debido a su trabajo duro y a los esfuerzos de muchos a todo nivel de gobierno, no hemos sufrido otro ataque sobre nuestro suelo desde el 11 de septiembre de 2001.

Esto no se debe a una falta de esfuerzo por parte del enemigo. Al-Qaida sigue determinado a volver a atacar a Estados Unidos. Hace dos años Osama bin Laden advirtió al pueblo estadounidense, y cito: “Las operaciones están siendo preparadas y ustedes las verán en su propio terreno una vez que estén terminadas”, fin de citación. En vista de que el peligro persiste, necesitamos asegurar que nuestros oficiales de inteligencia tengan todas las herramientas que necesiten para detener a los terroristas.

Desafortunadamente, el Congreso recientemente me envió un Proyecto de Ley de Autorización de Inteligencia que disminuiría esas herramientas vitales. Por lo tanto, hoy le puse mi veto y les explico porqué:

El proyecto de ley que me envió el Congreso eliminaría una de las herramientas más valiosas en la guerra contra el terror – el programa de la CIA para detener e interrogar a líderes y operativos terroristas claves. Este programa ha producido inteligencia crítica que nos ha permitido evitar una serie de ataques. El programa nos ayudó a detener un complot para atacar un campo de la Infantería de Marina de Estados Unidos en Djibouti… un ataque planeado contra el consulado estadounidense en Karachi… un complot para secuestrar un avión de pasajeros y estrellarlo contra la Torre de la Biblioteca en Los Ángeles… y un complot para chocar aviones de pasajeros contra el aeropuerto de Heathrow o edificios en el centro de Londres. Y nos ha ayudado a comprender la estructura y el financiamiento y las comunicaciones y las logísticas de al-Qaida. De no ser por este programa, nuestra comunidad de inteligencia considera que al-Qaida y sus aliados hubieran logrado lanzar otro ataque contra el territorio nacional estadounidense.

La razón principal por la cual este programa ha sido eficaz es que le permite a la CIA utilizar procedimientos especializados de interrogación para hacerles preguntas a un número pequeño de los terroristas más peligrosos bajo supervisión cuidadosa. El proyecto de ley que me envió el Congreso le privaría a la CIA de la autoridad para usar estas técnicas seguras y legales. En su lugar, limitaría el ámbito de la CIA de métodos de interrogación aceptables a aquellos que aparecen en el Manual de Campo del Ejército. Los procedimientos en este manual fueron diseñados para uso por soldados interrogando a combatientes legítimos capturados en el campo de batalla. No fueron destinados para profesionales de inteligencia específicamente entrenados para interrogar a terroristas al-Qaida empedernidos.

Limitar los métodos de interrogación de la CIA a aquellos en el Manual de Campo del Ejército sería peligroso porque el manual está públicamente disponible y de fácil acceso en el Internet. Poco después del Nueve-Once, aprendimos que operativos al-Qaida claves habían sido entrenados a resistir los métodos delineados en el manual. Y por eso creamos procedimientos alternativos para interrogar a los operativos al-Qaida más peligrosos – particularmente aquellos que podrían tener conocimiento de ataques planeados contra nuestro territorio nacional. La mejor fuente de información sobre ataques terroristas son los mismos terroristas. Si cerramos este programa y limitamos la CIA a los métodos en el manual de campo, perderíamos información vital de terroristas al-Qaida superiores – y eso podría costar vidas estadounidenses.

El proyecto de ley que me envió el Congreso no simplemente prohibiría un método particular de interrogación como algunos han implicado. Más bien eliminaría todos los procedimientos alternativos que hemos desarrollado para interrogar los terroristas más peligrosos y violentos en el mundo. Esto pondría fin a un programa eficaz que el Congreso explícitamente autorizó has más de un año.

El hecho de que no hemos sido atacados en los últimos seis años y medio no es por casualidad. Es el resultado de buenas políticas y de los esfuerzos determinados de individuos que las llevan a cabo. Les debemos a estos individuos nuestros agradecimientos – y les debemos las autoridades que necesitan para desempeñar sus trabajos eficazmente.

No tenemos mayor responsabilidad que la de frenar ataques terroristas. Y no es el momento para que el Congreso abandone prácticas que tienen un historial comprobado de mantener a salvo a Estados Unidos.

Gracias por escuchar.


Este documento pertenece al Gobierno de los Estados Unidos de América y se encuentra en dominio público.