Discurso: 10 de mayo de 2008


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Buenos Días.

Hoy se casa mi hija Jenna. Es una ocasión de alegría para nuestra familia, al celebrar la vida feliz que está por delante de Jenna y de su esposo Henry. También es un momento especial para Laura, quien este fin de semana del Día de la Madre verá ir al altar a una joven mujer que ella y yo criamos juntos.

El Día de la Madre es un momento especial para madres en todo Estados Unidos. En este día festivo, hacemos una pausa para celebrar el amor y la compasión de las mujeres que nos criaron y agradecerles por los muchos años de paciencia y abnegación. Durante nuestras vidas, las madres están presentes con una palabra motivadora, un oído comprensivo y un corazón tierno. Ellas fijaron nuestra dirección en la vida, y de vez en cuando se las ha visto corregir nuestro rumbo.

Como muchos de ustedes, mi vida ha sido bendecida por una madre que es fuente de amor incondicional. Nosotros que hemos sido tan afortunados estaremos para siempre en deuda con estas mujeres cariñosas. Por lo tanto, en este fin de semana festivo, celebramos a todas las madres que ayudan a que nuestro país sea un lugar mejor.

En este fin de semana del Día de la Madre, pensamos en todas las madres que celebran este día festivo por primera vez. Pocas bendiciones se comparan a la de comenzar una nueva familia. Y pocos lazos son más fuertes que los que existen entre una madre y su recién nacido. Este es también un momento especial para nuevas madres adoptivas que han acogido a sus hijos a sus hogares con los brazos abiertos y un corazón abierto. Les deseamos a todos estos nuevos padres muchos más Días de la Madre por venir.

En este fin de semana del Día de la Madre, pensamos en las muchas madres que criaron a los valientes hombres y mujeres que sirven a nuestro país en uniforme. Y a esas madres les ofrezco las gracias de una nación muy agradecida. Sus hijos e hijas están defendiendo nuestra libertad con dignidad y honra. Y Estados Unidos aprecia los sacrificios que sus familias hacen en el nombre del deber.

En este fin de semana del Día de la Madre, recordamos a las madres que lloran por un hijo o hija perdido(a) en el servicio a su país, as como los hijos que han perdido una madre en uniforme. Compartimos su orgullo en esos maravillosos estadounidenses que dieron todo para proteger a nuestro pueblo del mal. Nada que podamos decir podrá jamás compensarlos por su pérdida. Pero en este día especial, los llevamos en nuestro corazón y los elevamos en nuestras oraciones.

Les deseo a todas y cada una de las madres que estén escuchando esta mañana un santo Día de la Madre, incluso a la mía propia. Y tengo un mensaje para todo hijo e hija que esté escuchando esta mañana: recuerde de decirle a primera hora mañana a su mamá cuanto la quiere.

Gracias por escuchar.


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