De Francia partió la niña...

De Francia partió la niña...
de Autor anónimo
        De Francia partió la niña, 		
	de Francia la bien guarnida, 		
	íbase para París, 		
	do padre y madre tenía. 		
	Errado lleva el camino, 		
	errada lleva la guía, 		
	arrimárase a un roble 		
	por esperar compañía. 		
	Vio venir un caballero 		
	que a París lleva la guía. 	 	
	La niña, desque lo vido, 		
	de esta suerte le decía: 		
	-Si te place, caballero, 		
	llévesme en tu compañía. 		
	-Pláceme, dijo, señora, 		
	pláceme, dijo, mi vida. 		
	Apeóse del caballo 		
	por hacerle cortesía; 		
	puso la niña en las ancas 		
	y subiérase en la silla. 		
	En el medio del camino 		
	de amores la requería. 		
	La niña, desque lo oyera, 		
	díjole con osadía: 		
	-Tate, tate, caballero, 		
	no hagáis tal villanía, 		
	hija soy de un malato 		
	y de una malatía, 		
	el hombre que a mí llegase 		
	malato se tornaría. 	 
	El caballero, con temor, 		
	palabra no respondía. 		
	A la entrada de París 		
	la niña se sonreía. 		
	-¿De qué vos reís, señora? 	
	¿De qué vos reís, mi vida? 		
	-Ríome del caballero 		
	y de su gran cobardía: 		
	¡Tener la niña en el campo 		
	y catarle cortesía! 	 
	Caballero, con vergüenza, 		
	estas palabras decía: 		
	-Vuelta, vuelta, mi señora, 		
	que una cosa se me olvida. 		
	La niña, como discreta, 		
	dijo: -Yo no volvería, 		
	ni persona, aunque volviese, 		
	en mi cuerpo tocaría: 		
	hija soy del rey de Francia 		
	y de la reina Constantina, 	 	
	el hombre que a mí llegase 		
	muy caro le costaría.