Cuatro de julio
de Alberto Masferrer

En otro tiempo, era este un gran día para toda la América. Los del Norte celebraban su emancipación de Inglaterra. Los del Centro y del Sur, celebraban la Independencia de la nación poderosa y generosa, que emplearía su inmenso poder, llegado el caso, en ayudar a sus hermanas a mantenerse libres y a desenvolverse en la libertad y la cultura.

Así , el 4 de Julio era el día de América, el día panamericano. Entonces no reinaba Wall Street, ni los hombres del norte habían aprendido que las palabras internacionales tienen dos usos, uno para decir y otro para hacer.

Ahora, el 4 de Julio carece de significación fuera de los Estados Unidos, y hasta se nos vuelve difícil no sentirlo como una fecha repulsiva, de recuerdo antipático. Porque la nación que lo conmemora y festeja, no es ya para nosotros una esperanza, ni siquiera una tranquilidad: es la conquista, es el menosprecio, es la absorción.

Sin embargo, queremos saludar este día; queremos recordar algo que enaltezca a los que hoy nos deprimen; queremos ensalzar un nombre que sea entre ellos y nosotros una promesa de reconciliación, una esperanza de confraternidad.

Felizmente existe ese nombre y lo acogemos para señalarlo como un símbolo de verdadera justicia, de sinceridad total en la palabra y en la acción.

Saludemos, pues, reverentes, el nombre inmaculado de Lincoln.

Julio 4 de 1928.