Comunicación entre la República Argentina y Bolivia/Introducción
ENTRE
CANALIZACIÓN É IRRIGACIÓN
Desde la época colonial se ha procurado abrir una vía de comunicación entre Bolivia y el río de la Plata. Examinando la carta geográfica Sud-Americana se explica la imperiosa necesidad que hay para Bolivia de hallar salida al mar y cuanto importa á la República Argentina que por su territorio se establezca.
Encerrada en el centro de la América del Sud, sin ninguna comunicación directa con el mundo civilizado, el porvenir económico de Bolivia depende de la apertura de esa vía, la que le permitirá recibir los productos extrangeros y exportar los suyos propios, librándose así de la onerosa tutela que la vía de Antofagasta ó la del Amazonas representan. Dueña de riquezas naturales inagotables, esa tutela extrangera se traduce por la imposibilidad de dar á su comercio y á su industria el desarrollo necesario para asegurar el bienestar y la prosperidad de sus habitantes, condenados á vegetar en la inacción y la miseria.
Por otra parte, para llevar á los mercados consumidores los ricos productos agrícolas, minerales y forestales de sus provincias y territorios del Norte y Nord-Oeste, la Argentina debe utilizar científicamente su precioso sistema hidrográfico. Jamás adquirirá en el comercio internacional el lugar preponderante que le corresponde, si no establece allí canales fertilizando las tierras y asegurando comunicaciones económicas. Estas provincias y territorios han quedado estacionados y hasta han retrocedido; en efecto, ¿cómo podrían Salta y Jujuy pensar en exportar sus productos, cuando el ferrocarril que apenas llega á sus fronteras del Sud debe, para cubrir su largo y costoso recorrido, establecer tarifas que duplican el valor del producto? Las minas de cobre, plomo, bórax, bismuth, mercurio, oro, plata, etc., están casi completamente abandonadas, y las de petróleo, tan abundantes en toda la vecindad de los ríos San Francisco, Bermejo é Iliyuru, no han sido hasta hoy explotadas. En ciertos lugares el petróleo corre á lo largo de las rocas bituminosas, infiltrándose en las capas interiores, donde luego forma depósitos importantes; en otros lugares, abriéndose paso á través de las rocas que cubren el suelo, se extiende en todas direcciones; condensándose con el aire, forma una especie de asfalto que cubre grandes extensiones de terreno.
Este producto mineral, uno de los factores de la riqueza de los Estados Unidos, está llamado en un porvenir cercano á ocupar un lugar preponderante como combustible para la marina y llegará á ser el objeto de una seria é importante industria extractiva. La República debe, pues, prepararle un trasporte barato.
En los territorios nacionales del Chaco y Formosa, tan inmensamente ricos en productos forestales, sólo hay algunos establecimientos agrícolas y ganaderos y algunas explotaciones forestales establecidas sobre la margen derecha del río Paraguay-Paraná, los que construyen sus caminos locales, y exportan sus productos por el río, sin más comunicación con el interior que las muy primitivas sendas militares que hacen comunicar entre sí los diferentes destacamentos, únicos que habitan hoy, en compañía con los indios, esa inmenza zona, la más valiosa de la Confederación Argentina. El establecimiento de comunicaciones fáciles, rápidas y baratas, en esas provincias y territorios, es una necesidad que se impone, política, comercial é industrialmente.
Muchas tentativas se han hecho en diferentes ocasiones y circunstancias, para descender el Río Pilcomayo, pero todas dieron resultados negativos. En el territorio boliviano ese río tiene más de 200 metros de ancho, y embarcaciones de poco calado lo remontan en una distancia bastante larga. En el territorio nacional la navegación no es posible más que en un corto recorrido, y todavía la sinuosidad del río la hace extremadamente peligrosa.
El Gobierno Argentino hizo explorar también en diferentes ocasiones el río Bermejo, pero no es mucho más favorable á la navegación que su jemelo el Pilcomayo. Sin embargo, uno de los afluenles del Bermejo inferior, el río San Francisco, que pasa á poca distancia de varias minas de petróleo, admite embarcaciones de poco calado, en una cierta extensión hacia el interior de las provincias de Salta y Jujuy.
La dirección general de los ríos Pilcomayo y Bermejo es de Nord-Oeste á Sud-Este. Los dos ríos están sujetos á crecientes periódicas, causadas por los deshielos de las altas montañas de Bolivia.
Establecida la imposibilidad de utilizar el Bermejo y el Pilcomayo como vías de comunicación y considerando, por otra parte, que la canalización de los dos ríos importaría gastos muy superiores á la excavación y establecimiento de un canal marítimo y de irrigación, que uniera el río Paraguay al Bermejo y San Francisco, con ramal hasta el Pilcomayo, no vacilamos en solicitar del Gobierno la concesión necesaria para llevar á cabo esta obra, que aseguraría á las numerosas riquezas de las provincias y territorios argentinos de Salta, Jujuy, Chaco y Formosa, como asimismo á los innumerables y ricos productos semi-tropicales de los deparmentos del Este de Bolivia, un trasporte rápido, fácil y económico hasta Buenos Aires y el Atlántico. El canal proyectado estaria en comunicación directa, por el río Paraguay-Paraná, con las principales ciudades del Paraguay, Matto-Grosso, Argentina, Uruguay y Brasil.
A más de los vapores regulares que hacen el servicio tres veces por semana, en cada sentido, desde Montevideo y Buenos-Aires hasta la Asunción, (capital del Paraguay,) con escalas en San-Nicolás, Villa Constitución, Rosario, Diamante, Santa-Fé, La Paz, Goya, Reconquista, Empedrado, Resistencia, Corrientes, Las Palmas, Puerto Bermejo, Formosa y Puerto Pilcomayo, hay un servicio regular entre Río-Janeiro, Buenos Aires, Asunción, Curumbá y Cuyabá (Matto-Grosso). Otras líneas aseguran el servicio entre Corrientes y Posadas sobre el alto Paraná, entre Asunción y Villa Constitución, sobre el alto Paraguay, y un sinnúmero de embarcaciones á vapor y á vela frecuentan el río Paraná-Paraguay, navegable en una extensión de más ó menos tres mil kilómetros.
La ejecución del canal marítimo y de irrigación del río Paraguay al Bermejo y San Francisco, con ramal hasta el Pilcomayo, de una extensión de más ó menos 1300 kilómetros, abriría á la navegación fluvial una nueva arteria de más de 2000 kilómetros, y á la agricultura, al comercio y á la industria, la inmensa zona que se extiende desde la margen derecha del río Paraguay hasta al pié de la Cordillera, cuyas tierras, por medio de una irrigación bien distribuida, asegurarían á los colonos cosechas valiosas y abundantes.