Cesta de lotos/En la ausencia

En la ausencia editar




Ya la pálida muerta de la noche,

al resplandor de los celestes cirios,

va descendiendo en su enlutado coche:


Mientras que los ensueños y delirios,

surgen en los pensiles de la mente,

albos como las garzas y los lirios.


Habla el silencio al corazón y siente

el espíritu un ansia indefinible

de alzarse hasta el azul resplandeciente.


Hasta ese inmenso azul inaccesible,

donde los astros, como flores vivas,

hechas de fuego, alumbran lo invisible.


Y en donde como trémulas cautivas,

tras de rejas ignotas, las estrellas

enderezan sus frentes pensativas.


Y abren sus ojos luminosos, ellas,

las soñadoras blancas del vacío,

esquivas siempre, pero siempre bellas.


Todo duerme: la vega, el bosque, el río.

Todo duerme: la flor, el ave, menos

tú, en el sopor del pensamiento mío.