Cartas a Lucilio - Carta 10

Cartas a Lucilio - Carta 10
de Séneca
traducción de Wikisource
Nota: Traducción del latín y notas por Antonius Djacnov (2009)

Séneca a su Lucilio saluda,

Así es, no modifico mi sentencia: huye de la multitud, huye de pocos, huye incluso de uno. No encuentro con quien quisiera que mantengas trato.Y ve que juicio tienes de mi: me atrevo a librarte a ti mismo. Crates, [1] discípulo del mismo Estilbón que mencioné en mi carta precedente, viendo un adolescente que ambulaba retirado, según cuentan, le preguntó que hacía solo. "Conmigo" - dijo - "hablo". A lo que Crates "ten cuidado" - dijo - "te pido que escuches con atención: estás hablando con un hombre malo."

Solemos custodiar a los angustiados, a los despavoridos, que no hagan mal uso de la soledad. Nadie existe entre los imprudentes a quien deba dejarse librado a sí mismo; es entonces que agitan los malos propósitos, que tejen las tramas de futuros peligros para otros o para sí mismos, que ímprobos ardores se alistan; que todo lo que el ánimo por miedo o por pudor encubría, ahora expone, aguzando la temeridad, excitando la concupiscencia, instigando la iracundia. Al final, lo único que la soledad tiene de cómodo, no confiar nada a nadie, no temer a un eventual traidor, se esfuma para el insensato: él mismo se traiciona. Mira en consecuencia lo que espero de ti, mejor dicho, lo que garantizo (la esperanza es pues el nombre de un bien incierto): no encuentro con quien estuvieres mejor que contigo mismo.

Me vuelve a la memoria la grandeza de espíritu con que habías pronunciado otrora ciertas palabras, ¡cuán plenas de vigor eran! Me había felicitado de ello en el acto y me dije: "no son de labios para afuera, estas palabras tienen fundamento; este hombre no proviene del común de las gentes; mira hacia la salud." Tal como hablas, así vive, ve que ninguna cosa te rebaje. Por tus ruegos de antaño puedes dar gracias a los dioses, elabora otros íntegramente nuevos: pide una buena mente, una buena salud para el alma, recién luego para el cuerpo. ¿Por qué no harías tales ruegos frecuentemente? Pide a Dios con audacia: nada haz de pedirle de otros.

Pero siguiendo mi costumbre esta carta va con algún pequeño presente. Cierto es lo que en lo de Atenodoro encontré:

"Sabrás que te habrás desligado de todos tus deseos cuando logres no pedir a Dios nada que no puedas pedir a la vista de todos."

¡Cuánta es empero la demencia del hombre! Susurran a los dioses imploraciones infames, si cualquiera aguzase sus orejas se callarían y, lo que no quieren que los hombres sepan, lo cuentan a Dios. Ve entonces si lo siguiente no podría servir como precepto saludable: "vive con los hombres como si Dios te estuviera viendo, habla con Dios como si los hombres te estuvieran escuchando."

Que sigas bien.

Notas editar

  1. Crates de Tebas (368 a.C. – 288 a. C.) fue un filósofo griego de la escuela cínica. Fue maestro de Zenón de Citio, el fundador del estoicismo.
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