Carta de Mariano Egaña a Juan Egaña (15 de Mayo de 1824)


VALPARAÍSO, 15 DE MAYO DE 1824.

Mi amadísimo padre,

Hace dos días que estoy recibiendo cartas de Ud. atrasadas; esto es que tienen la fecha no del día inmediatamente anterior al en que las recibo, sino de dos días antes, como v. g. hoy he recibido carta de Ud. con fecha 13, ignoro de que provenga esto.

Zegers no es capaz de continuar el Correo Araucano si ha de salir de la esfera de mero copiador de documentos. Acaso Benavente se valió de él por no saber de quien y no estar aquí Astorga. Este marchó ayer, y aunque se demorará porque pensaba regresarse por Quillota, estará en esa el lunes o martes, y hablará con Ud. para después anunciarle a Benavente que Ud. es el nombrado; y nada menos que por una nota puesta al pie de la explicación que se hace en un apunte secreto del establecimiento de este periódico, y suma con que reservadamente se ha de subvenir al autor.

La relación de las facultades del Nuncio quedó para que se insertase en el Correo. Ciertamente no se ha contestado porque no se hizo acuerdo para expedir la contestación, pero yo no estoy en descubierto, y lo está el Gobierno por cuyo honor ojalá Ud. cuando hable con el Director, o el Ministro le tocara ésto, y les hiciera presente, cuán necesario es dar una contestación de cualquier modo al Nuncio, siquiera para que este extranjero no extrañe tanto la falta de respuesta. Cuando se recibió su nota, yo propuse al Director se le contestase que por lo que hacía al ejercicio de aquellas facultades meramente espirituales y sin influjo alguno en los negocios temporales, ni en la prerrogativa directorial, como v. gr. dispensar irregularidades, impedimentos matrimoniales, horas canónicas, leer libros prohibidos, etc., las ejerciese desde luego; pero que en cuanto a aquellos negocios que tienen relación con los temporales como v. gr. publicación de bulas de cruzadas y carne, nombramiento de obispos, organización de cabildos, arreglo de las comunidades religiosas y sus capitales, etc., se le previniese que sería preciso entrar en un concordato, y se nombrasen inmediatamente los sujetos o sujeto a propósito. Me acuerdo que dije entonces al Director que no nombrase ni a Cienfuegos, ni a Vera, al primero por muy pío y al segundo por muy impío; y a Benavente le expuse que yo sólo a Ud. hallaba a propósito y con todas las aptitudes indispensables para entrar en el concordato. La noche víspera de venirme, pasé a despedirme del Nuncio, y él me tocó sobre su nota que acababa de pasar, y le dije francamente cuál era mi dictamen, que le pareció muy bien y me expuso que así debía hacerse.

Aquí han corrido mil novedades acerca de prisiones de gavilanes, pe ro por la de Ud. veo que no hay nada.

Soy mi amado padre, su

Mariano.