Canciones Surianas/Del natural

Canciones Surianas
de Juan Bautista Delgado
Del natural
DEL NATURAL.


A Antonio Zaragoza.


I
ALBA.


Amanece. Se ciñe la aurora
vaporosos cendales de gasa,
como novia gentil que á su amante
con los brazos abiertos aguarda.

Retozando se van del alero
las palomas azules y blancas,
y atraviesan el límpido espacio
como castos ensueños de infancia.

Ríe el cielo, fulgura el rocío,
brotan flores, los pájaros cantan,
y á las rudas fatigas del campo
el feliz labrador se prepara.

Tras las altas montañas de Oriente
surge el Sol, entre un golfo de llamas,
y en hirviente explosión se desborda
arrojando corrientes de lava.

Tañe el viento las ramsis; el río
vibra un himno al Criador en su arpa
de cristal, y de nidos y frondas
misteriosos rumores se alzan....

Entretanto, el doliente poeta,
con la pálida frente inclinada,
elabora la idea en su mente
y prorrumpe en estrofas aladas.

II
MEDIO DIA.


A Angel de Campo.


Medio día. De Febo se inyecta
la pupila brillante de fuego
en el áureo cenit; con bochorno
ya los tordos, los picos abiertos,
van llegando al aguaje en parvada
y desfloran las ondas sedientos.

El rebaño descansa á la sombra
de follajes tupidos y frescos,
y semejan puñados de cuentas
al zumbar y bullir los insectos.
 
Se recatan temblando los mirtos
—rojos labios que esquivan los besos—
al cariño estival de la Siesta
que desnuda se tiende en el huerto.

Reina un hondo silencio; tan sólo
del audaz cazador se oye el cuerno
que en la augusta quietud de la sierra
vagar deja imponente su eco....

Todo está aletargado: los ríos,
las florestas, las aves, el viento....
 
Y tendida indolente en su hamaca,
nubil criolla de obscuros cabellos,
va cerrando sus ojos de tórtola
al pausado y sensual balanceo....