A una señorita que me pidió versos

A una señorita que me pidió versos, cuando en medio de la lucha fratricida de D. Pedro y D. Manuel de Portugal apareció el cólera en aquel reino y se propagó por Andalucía
de Juan Nicasio Gallego


 Del padre Tajo el agua cristalina   
 con su puñal sacrílego ensangrienta,   
 de estragos siempre y lágrimas sedienta,   
 civil discordia en la nación vecina.   
 

 La ambición, que a dos príncipes fascina,  
 de Montiel los escándalos ostenta   
 a la asombrada Europa; y muda y lenta   
 peste voraz sus pueblos extermina.   
 

 ¡Ay, que ya el monstruo la comarca huella   
 de los hijos del Betis, que a millares  
 abandonan su hogar despavoridos!   
 

 ¿No escuchas sus lamentos, Dina bella?   
 ¡Y ahora me pides himnos y cantares!   
 Pídeme llanto, indignación, gemidos.