A la memoria de Garcilaso

A la memoria de Garcilaso
de Juan Nicasio Gallego


 Río, ¿do está de Laso la divina   
 musa que un tiempo suspiraba amores;   
 la que tu verde sien ciñó de flores   
 y suspendió tu linfa cristalina?   
 

 A tu margen la alondra matutina  
 modula al son del agua sus loores,   
 y el dulce lamentar de dos pastores   
 resuena grato en la imperial colina.   
 

 Zagales de Aranjuez, que en lastimera   
 voz recordáis su muerte cada día,  
 vosotros los del Tajo en su ribera,   
 

 dejad ¡ay! que la humilde musa mía   
 de flores a su cítara ligera   
 y tierno llanto a su ceniza fría.